jueves, junio 12, 2008

Diario de Anaïs Nin

Hay una gran continuidad en mis relaciones con la gente; mejor dicho, en mis afectos. Rechazo los contactos breves, fortuitos, irreflexivos. No hay en ello el menor rastro de Marte, ni amor a la interrupción, la guerra, la acción, sino un esfuerzo paciente, subterráneo, delicado por destruir la soledad de los seres humanos, un interés por los detalles, por la integridad. Me entrego a esa obra creativa como a ninguna otra. No es casual que mis amores y amistades ocupen un lugar tan inalterablemente importante en mi vida.

Al cabo de veintiún años de hambre, sueños, renunciamento y distanciamiento, la realización se vuelve una consumación abrumadora y peligrosa. Todos mis deseos se realizan. Al contemplar todo lo que se me ha dado, siento una felicidad tan grande que me siento preparada para la muerte.

Amo a todos. ¡Demasiado, demasiado para que lo soporte un ser humano!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy cierto, incluso cuando miente.

Paul.

Ella hacia el Este dijo...

todos los deseos se realizan

María dijo...

mentira! yo una vez dije que a pesar de que uno desee con todas su fuerzas algo, una y otra vez, nunca se cumple.
fue empíricamente comprobado

Ella hacia el Este dijo...

ojo que tenemos que considerar al tiempo como variable.

eh? no dije todos mis deseos se realizaron, sino todos mis deseos se realizan.

A veces demasiado tarde, o es el momento preciso?