
Es un ángel.
Se deforma.
Tiene alas.
Toda su vida estalla cuando lo miro. Yo: vulnerable. Yo amo el cielo que él hace estallar.
Ártico sabe que sus números son exactos. Mi número es el 34.
Nunca le arrancaría el corazón. Nunca me arrancaría el corazón porque caeríamos los dos en un instante.
3 comentarios:
Si a un oscuro Domingo de abismo
lo sucede la confusión,
por qué no permitirse creer que solo es presagio de claridad.
Quizás solo sea arriesgarse al ejercicio de girar la mirada,
y dejar que el ocaso del Oeste pueda hacernos promesas de crepúsculo que conviertan en mágicos momentos las horas que preceden al alba.
Porque anhela un Sol en su Soledad, el hielo que nace siempre deseando volver a ser espejo que refleja el arriba.
Porque un cielo que estalla,
pueden ser las piezas de un rompecabezas, esperando la invitación a sentarse y jugar a armar de nuevo un nuevo cielo.
"Cuando estoy frente al abismo,
simplemente doy un paso al frente.
Y cuando siento que estoy cayendo...
en ese momento me crecen las alas."
(Ray Bradbury)
La verdad que muy lindo, felicito al que escribio eso.
Un saludo, atentamente.
Martina.
cuando termine de leer la pagina calleron ideas, fabulas, proyectos, habia olbidado lo qeu se sentia leer unas buenas poesias en un momento en el que vivo corriendo de aca para alla, me calmo, me acorde qeu la del tipo que miraba el cielo nos la habias leido en el curso.. ajaj, la disfrete mas en ese momento pero la entendi mas ahora, te mando un saludo, cuando escriba algo te lo mando, segui creciendo, un beso
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