viernes, junio 27, 2008

Ella hacia el Este: Milagro de agua

Los peces en China presienten
los temblores de tierra
y unos días antes se lanzan a las orillas.
Yo, sin embargo, cerca del océano,
miro el horizonte.
Respiro en silencio y observo
el plateado de los peces
que se acunan en el agua.
[Hermosismo 2/]

Milagro
de agua

Había una mujer
que observaba
el mar de cerca.

Era pequeña,
con un vestido
de peces verdes y dorados.

Un día, dos,
cinco, seis.
Sentía en los pies
la vibración del agua.

En su casa desbordaban
las canillas y la ducha.
Sus vestidos
eran algas de colores.

El milagro
sucedió
en enero.

El mar inundó
su cuerpo,
los sentidos,
los ojos,
las manos,
el pelo mojado,
hasta gotearle la nariz.

Pero antes
de disolverse
en mil gotitas,
antes
de disolverse
junto al mar,
pensó:
Yo lo sabía.

Y su brazo,
que se derramaba,
se enlazó
con el hombre plateado de sus sueños.

En China, el mar brilla más que el sol.

4 comentarios:

Ella hacia el Este dijo...

Tengo que poner una agencia de turismo.

El otro del diario dijo...

Una vuelta a las raices, al contrario de Colón

ateo dijo...

El amor es lindo soñarlo, pero más lindo es vivirlo. Quizá temo estar dormido para cuando él toque mi puerta. Tal vez ya tocó y no escuche. O simplemente es que la imaginación al ser tan poderosa termina depresiando la realidad. Viviremos eternamente disconformes en una realidad real.
Y eso me da miedo a soñar.

Anónimo dijo...

El mar descompensa, confunde, encanta, golpea, transporta, apasiona, acaricia, marea... igualmente el amor. Su inmensidad dificulta la búsqueda, el equilibrio mágico de este mundo la simplifica y determina el momento.
Bienaventurado tu "Milagro de agua", sonrío gracias a tus lineas "Ella hacia el Este".