viernes, marzo 07, 2008

Ella hacia el Este, soy mi propio altar

El cuerpo se siente más pesado cuando se lleva un corazón.

Cuando nos descorazonamos
nos derretimos
como el hechicero
que vuelve contra sí
su poder.

Hay corazones en lo profundo de los cuerpos.

Hay corazones de piedra cortada
que son una carga difícil.

De madera sin agua,
abismales oscuros,
afilados como cuchillos,
voraces como animales.

Latidos violentos
que oscilan
en las cavidades
y paralizan el alma.

No parecen corazones,
parece un hueco oscuro.

Quizás todos ellos son un pequeño fuego. Un altar.

Un demonio que puede ser despertado.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal cual!..
Me encantó lo que escribiste!..

Me siento mejor Solcis..
Gracias!..

huellas compartidas dijo...

El cuerpo sin el corazón es algo inerte... cada corazón tiene dentro de sí la semilla de la pasión... que algun día despertará y no volverá a ser la misma persona de antes...

humo dijo...

Si supiera, le pondría música para las escuchar la canción cada domingo por la tarde.

Ella hacia el Este dijo...

humo y huellas compartidas

hermosos comentarios, gracias por acompañarnos.

Besos a las dos,
Ella H. E.

Piscis dijo...

Incontrolables los corazones.

ariana dijo...

Eso del demonio que puede ser despertado.....que gran verdad.
Maravilloso lo que has escrito!!!!

Ella hacia el Este dijo...

Gracias Ariana!