viernes, agosto 29, 2008
Ella hacia el Este: Walt Whitman, somos nieve, frío, tinieblas, somos lo que el planeta engendra y protege.
Del incesante océano, de la turba, una gota se me acercó
suavemente,
Murmurando: Te amo, pronto habré muerto, larga es la distancia
que he recorrido sólo para mirarte y para tocarte,
Porque no podía morir sin haberte visto,
Porque sentí el temor de perderte.
Ahora nos hemos encontrado, nos hemos visto, estamos salvados,
Volvé en paz al océano, amor mío,
Yo también formo parte del oceáno, no somos tan distintos,
¡Observá qué perfecta es la gran esfera, la cohesión de todas las cosas!
Pero a los dos nos va a separar el mar irresistible,
Esta hora nos ha de separar, pero no eternamente;
No seas impaciente -sólo un breve instante- mirame, saludo al viento,
al océano y a la tierra.
Cada día, al atardecer, te mando mi amor.
suavemente,
Murmurando: Te amo, pronto habré muerto, larga es la distancia
que he recorrido sólo para mirarte y para tocarte,
Porque no podía morir sin haberte visto,
Porque sentí el temor de perderte.
Ahora nos hemos encontrado, nos hemos visto, estamos salvados,
Volvé en paz al océano, amor mío,
Yo también formo parte del oceáno, no somos tan distintos,
¡Observá qué perfecta es la gran esfera, la cohesión de todas las cosas!
Pero a los dos nos va a separar el mar irresistible,
Esta hora nos ha de separar, pero no eternamente;
No seas impaciente -sólo un breve instante- mirame, saludo al viento,
al océano y a la tierra.
Cada día, al atardecer, te mando mi amor.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
[Walt Whitman, Del océano rodante de la multitud, en CHILDREN OF ADAM, 1865].
Qué belleza más oceánica!!!
El Amor eterno.
Hay una conexión tan potente entre todas las cosas... que a veces no puedo creerlo...
Publicar un comentario