cabellos que ondulan caracoles y algas azules
en una cavidad llena de lágrimas y fatalidad
en ese segundo de tiempo,
una música enmaraña el agua
y arranca el corazón
-el sueño de un mar odioso-
la imagen de nadar sin poder respirar
y tocarte apenas
un remolino devora todo:
pez-espada, pez-martillo
y para siempre nosotros,
suspendidos,
como la mancha más oscura
debajo del agua.
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