Milagro
de aire
Asia
llevaba
papeles de seda.
Su hermano
construía armazones:
todo funcionaba
en sus manos.
Ella tendía la tela
sobre la madera
hasta soltar el barrilete
y sostenerlo
con hilos dorados.
Asia decía:
Quiero ser una mariposa azul.
Él la miraba extrañado
porque no creía.
Hasta el milagro.
Asia, de Budapest,
vió en la noche
una luna menguante y una estrella.
Salió en la oscuridad,
caminó y subió
una negra montaña.
Sentía menos
los pies que las manos.
Sabía que el corazón
se hacía de seda.
Sentía lo conquistable
que era la tierra
y se hacía aire.
Se sentía liviana
como pulmones.
Antes de irse
besó a su hermano,
rodeó su cuerpo
como un viento
y él nunca envejeció.
En Budapest, el aire es azul como la seda.
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6 comentarios:
Que sigas escribiendo así,
que estés en mi vida,
que ames así la vida,
que no puedas vivir sin nosotros,
que respires bajito mientras dormís,
que la tristeza no te gane,
que la cosecha no termine nunca,
es el mejor de los milagros.
es muy bello solcis..
la luna menguante con la estrella es la que vimos aca juntas...
nos convertiremos en aire?...
te quiero mi sol
lunita:
claro que es esa luna que vimos juntas a las 5/6 am?
yo también me pregunto: nos convertiremos en aire?
Paul: no puedo vivir sin ustedes.
Lejos de un plano literal, realmente nos combertimos en aire cada milésima de segundo a un nivel molecular. Y bailamos con el viento en cada rafaga como aquella bolsa.
Hermoso y muy crudo. Creo que predispones una sensibilidad en mi antes de leerte. Que bueno que puedas expresar cosas así.
gracias ateo por tus palabras. Nos estamos escribiendo.
Besos.
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